De lo humano y lo divino...




Tratando de “desasnarte”, un poco, dado que no lees lo que debieras, y luego de todo te permites opinar, aquí un detalle de una de las novelas de Ramón J Sender, IMAN . Donde narra sus recuerdos como soldado voluntario en el Marruecos de los años 20 del siglo pasado, tras el Desastre de Annual…

El capellán castrense y el soldado de ayuda terminan de dar la extrema unción a los caídos…

El cura regresa con su auxiliar. Éste lleva terciada la bolsa blanca con los óleos. La unción, la evocación del sombrío ritual cristiano, da al peligro una prolongación supersticiosa de fatalismo. Hablan, y sus voces en la noche tienen resonancias civiles. El tema es inaudito en estos lugares:
-Entonces ésos...
-Desde luego, han salvado el alma.
-Pues algún moro habrán matao, digo yo.
-No importa; ha sido en defensa de la Patria.
-Esta tierra, ¿es la patria nuestra o la de ellos?
-Efectivamente, la de ellos; pero todo lugar donde alienta un corazón cristiano es la patria de Dios y debemos defenderla contra los infieles.
Hay una pausa, y añade el soldado:
-¡Ah! ¿Entonces esta guerra la ha mandao el papa?
-No, el rey.
-Y el que obedece al rey, ¿va al cielo?
-Sí, porque el rey tiene investidura divina.
-¿Cómo?
-Que representa la autoridad de Dios en nuestra patria.
 -Ya. Siempre me lo he representao a Dios como una especie de rey.
-Justo.
-Pero se me ofrece una pregunta.
-¿Cuál?
-Dice usted que si a uno le dan un zumbío en la guerrilla y dice una mala expresión, ¿si se muere va al cielo?
-Sí.
-Porque yo he oído jurar a muchos cuando caían.
-Aunque es una fea costumbre, no importa. Dios no lo toma en cuenta.
-Y si, es un suponer, estando yo en la guerrilla hablo contra el rey igual que ellos contra Dios y me cogen, ¿me fusilan?
-Seguramente.
-¿Y voy al cielo?
-De ningún modo, si antes no has hecho acto sincero de contrición.
-Pués no lo entiendo, porque, según eso, es más pecado faltar al rey que faltar a Dios.
El cura calla un momento, vacila. Han llegado a su tienda. Le da una palmada en la espalda y le dice si quiere una copa. El soldado agradece, pero no acepta. Tiene que salir corriendo para entrar de puesto y durante la noche los relevos se hacen con una gran puntualidad, por lo mismo que los cuartos son peligrosos. Alejándose ya, dice:
-¡Menudo lío le he armao a este tío cachondo!

Vacios

Sabes que es lo malo de vivir una vida vacía ? Pues que solo la puedes llenar con ficción o terminar de vaciarla precipitándose al vacío.  L...