Poco después sufrió una metamorfosis el vivir
entumecido y soñoliento de los Pazos. Entró allí cierta hechicera más poderosa
que la señora María la Sabia: la política, si tal nombre merece el enredijo de
intrigas y miserias que en las aldeas lo recibe.
Por todas partes cubre el
manto de la política intereses egoístas y bastardos, apostasías y vilezas;
pero, al menos, en las capitales populosas, la superficie, el aspecto, y a
veces los empeños de la lid, presentan carácter de grandiosidad.
Ennoblece la
lucha la magnitud del palenque; asciende a ambición la codicia, y el fin
material se sacrifica, en ocasiones, al fin ideal de la victoria por la
victoria.
En el campo, ni aun por hipocresía o histrionismo se aparenta el
menor propósito elevado y general. Las ideas no entran en juego, sino solamente
las personas, y en el terreno más mezquino: rencores, odios, rencillas, lucro
miserable, vanidad microbiológica. Un combate naval en una charca.
Los Pazos de Ulloa. Capitulo XXIV
Doña Emilia Pardo Bazan