Cuando era pequeño a dos puertas de mi casa habia una casa donde su dueño se dedicaba a comercial con pieles , muchas veces mi madre me llevaba alli y me dejaba con su hija jugando.

No se que tiene el ser pequeño pero estas en esa etapa en que descubres todos los secretos de la vida , la mente esta en constante captación y todo te parece especial sea bueno o malo.

Recuerdo especialmente esa olor a carne muerta a carne en putrefacción era una olor que entraba hasta lo mas hondo de mi recién estrenada vida era una olor nauseabunda desagradable era una olor que daba temor y miedo .

Aquella niña hija del pellero estaba acostumbrada pues desde bebe era su constante en el ambiente así que como la casa de este pellero era enorme nos íbamos a la otra punta con nuestros infantiles juegos.,

 Pero yo acostumbrado a la luz de mi casa y a las macetas llenas de flores y a tener animales vivos deseaba alejarme lo mas posible de aquella terrible visión de pellejos estirados secándose emitiendo esa nauseabunda olor a muerte aunque también de vez en cuando era testigo de cuando se sacrificaba un animal para la paella o para navidades o simplemente para el guisado .

Recuerdo las matanzas de cerdos de las tripas en un zafa de la picadora de carne de las botellas de sangre y no era una visión entusiasmarte sobre todo ver todas estas morcillas y chorizos goteando grasa .

Hoy miro con perplejidad la retrospectiva de aquellas vivencias y caigo en la cuenta de que la belleza de la naturaleza viva , la luz y el sol son un regalo que debemos de respetar , alejarse de la oscuridad y del olor a muerte mas que una opción es una necesidad para el espiritu.